Imagínate que llevas tiempo dudando de ti, de tus decisiones, de lo que haces, de lo que quieres e incluso de quién eres. Imagínate que has dado un paso más y que una de las conclusiones a las que has llegado es que tu autoestima ha encogido últimamente y sabes que ella es el bastón en el que se apoyan tu seguridad y tu confianza.

Sigue imaginando y obsérvate a ti mismo o a ti misma bloqueado o bloqueada por el miedo, un miedo que te paraliza incluso en cuestiones que carecen de importancia. Esa sensación, además lo único que hace es incrementar el nefasto concepto que ya tienes de ti, y te enfadas, y te criticas y te castigas, y te descubres atrapad@ en un bucle en el que no puedes ver el fin.

Te confieso que en este aspecto, puedo asegurarte que sé de lo que hablo, porque al otro lado de este teclado se encuentra una persona, cuya autoestima ha fluctuado como lo hacen los mercados en la bolsa.

No voy a venderte motos haciéndote creer que la tengo dominada, que se mueve a mi antojo, que mi autoestima baila al ritmo que yo le marco constantemente.

No es así, pero lo que sí me gustaría compartir contigo son aquellas cosas de las que yo me he dado cuenta, y me están ayudando cada día a nutrir de un modo más saludable a mi propia autoestima, y como consecuencia, a ganar seguridad y confianza.

Me encantaría poder responder o al menos arrojar algo de luz a esa pregunta ¿cómo aumentar la seguridad y confianza en uno mismo o en una misma?

Hay muchas más, pero yo te presto las mías, las que a mí me han servido.

10 recomendaciones que pueden ayudarte a alimentar esas fortalezas, esas habilidades, a mejorar tu autoestima:

  1. Auto conocimiento. En mi experiencia, la clave y el origen de todo está en el auto conocimiento, en hacer consciente lo inconsciente, porque a partir de esa inquietud por conocerte, por saber cada día un poco más de ti, de manera automática, también inicias un camino de regulación emocional, que te conduce a una mayor autonomía, a ser más dueño o dueña de tus actos. No es fácil, pero se entrena.
  2. Identificar tu diálogo interior. Sin duda, uno de los mayores descubrimientos que he hecho en mi camino. Practicar a diario mindfulness ha favorecido enormemente la observación de mi mente y de mi diálogo interior. Si no te sientes preparado o preparada, al menos en alguno de esos momentos que te sientas mal contigo, trata de pararte y darte cuenta de cuál es el pensamiento que hay detrás de esa emoción que te provoca malestar. ¿Qué te estás diciendo exactamente? ¿Qué palabras estás utilizando? ¿Qué tono? Detrás de esa voz, ¿Estás tú, alguna persona que conoces? Si eres tú, ¿qué personalidad ha adoptado esa vocecilla? ¿Es tu juez, tu diablillo, es la voz paternalista, la voz miedosa, la voz impaciente?
          2b. Cuestiona la veracidad. La segunda parte de este punto consistiría en que, una vez que ya has apuntado lo que te está diciendo, te plantees la pregunta de ¿Lo que me está diciendo esta voz sobre          mí, y que me está provocando esta emoción, es verdad? ¿Hasta qué punto es verdad?
  3. Aprende a darle la vuelta a tus pensamientos limitantes. Cuando hice este ejercicio por primera vez, en mi experiencia, lo más revelador fue darme cuenta de que las voces que me limitaban siempre superaban en número y en intensidad a las que me empoderaban. Parecía una batalla imposible de vencer, pero sí que se puede, con mucho entrenamiento, no te voy a engañar. Hazlo poco a poco. Elige uno de esos pensamientos e intenta darle la vuelta, empleando un tono de comprensión y de compasión hacia ti mismo o ti misma.
  4. Cambia la visión de alguna de tus debilidades. Bueno, siempre digo que no suelo emplear la palabra debilidad, sino área de mejora, ya que considero que por ejemplo ser “vago” en las tareas del hogar no te convierte en una persona vaga ni te define como tal. Puede que en otro contexto, seas una persona muy trabajadora y enérgica. A esto precisamente me refiero en este punto. En ocasiones, el simple hecho de identificarnos al 100% con alguna de nuestras debilidades y mirarlas exclusivamente desde un solo prisma, mina nuestra autoestima y nuestra confianza. Elige una de esas debilidades y pregúntate si en todas y cada una de las circunstancias de tu vida, está o no está presente. Mírate desde otra perspectiva, aléjate de ti para mirarte.
  5. Elige qué quieres cambiar de tu forma de ser. Efectivamente, en ese proceso de auto conocimiento, te encuentras con aspectos de tu personalidad que no acaban de convencerte por miles de motivos y tomas la decisión de cambiarlos. Por ejemplo, yo estoy trabajando mi impaciencia o mi manera de encajar la crítica. Una de las cosas que me están ayudando es el Mindfulness, o escribir sobre ello. Pregúntate qué quieres cambiar de ti y qué puedes hacer para conseguirlo o al menos, mejorarlo.
  6. Ponte objetivos realistas y accesibles y aprende a felicitarte por ellos. En ocasiones, la frustración aparece por no haber sido capaz de conseguir algo que nos propusimos. Me ha ocurrido, a veces que mi propia auto exigencia me llevaba a querer conseguir lo inalcanzable, y siendo tan caprichosa como siempre he sido, imagínate lo que ocurría cuando no conseguía algo. Por no hablar del azote que eso le supone a la autoestima, a tu auto motivación y a tu seguridad. En esta ocasión, estoy intentando mejorar en este aspecto, poniéndome objetivos menos ambiciosos, pero te diré que algunos de ellos, los he superado, y haberlo conseguido me ha ofrecido una motivación extra. Por cierto, es muy importante también que aprendas a celebrar lo que consigas y a felicitarte por ello.
  7. Conoce tus fortalezas. Es esencial que para incrementar tu seguridad y tu confianza, conectes con todas las fortalezas que puedas, con las personales y las profesionales. Te animo a que le envíes esta petición a unas cuantas personas de tu entorno, cuantas más mejor. Es maravilloso el subidón que te da saber lo que los demás valoran de ti. De pronto, te das cuenta de que algunas cosas que tú nunca mencionabas como fortaleza, se repite una y otra vez en la visión de los demás. A mí me ocurrió con las palabras “fuerza” y “energía”, y me sigue sorprendiendo cada vez que me las dicen, porque yo no era consciente de ellas, y sin embargo, al parecer, es lo que más proyecto.
  8. Reconoce con generosidad tus logros. Es una de las herramientas más bonitas con las que me he encontrado. La he llevado a cabo conmigo y es una de las que más utilizo con mis clientes. Es tan reveladora y mágica por lo que descubres, como sencilla en su uso. Sólo tienes que pararte a reflexionar y anotar en una lista, al menos 10 cosas importantes que hayas conseguido, que tú consideres logros, y éste matiz es importante destacarlo. Los logros no son sólo los reconocimientos académicos o los títulos. Un logro puede ser haber sido padre o madre, haber aprendido a conducir o a hacer una tortilla de patata. Es muy importante que conectes con la sensación que te embarga al reconocerte ese logro. Te darás cuenta de todo lo que has sido capaz de hacer y tu confianza y seguridad se verán incrementadas.
  9. Piensa en ti como en tu próxima conquista. ¿Qué serías capaz de hacer para conseguir salir con la persona que te gusta? Cuando lo tengas, hazte la pregunta ¿Y si esa persona fuese yo? Mirarme al espejo, sonreírme, escuchar lo que mi cuerpo o mis pensamientos me dicen, ponerme en primer lugar, ya no lo veo como un acto egoísta, sino como una muestra de amor hacia mí misma. He tardado mucho tiempo en conocerme, y sigo en ello, mucho tiempo en aceptarme, y aquí continuo, en quererme y cada día me quiero y me valoro un poquito más. Te animo a verte como la persona de la que te quieres enamorar.
  10. Haz algo por ti cada día. Nos han educado para hacer cosas por los demás, pero no para hacerlas por nosotros mismos. Al principio no es fácil, y a lo mejor te puede ayudar ponerte en una agenda, recordarte a ti mismo o a ti misma que vas a hacer algo única y exclusivamente por ti. Cuando lo conviertas en un hábito, poco a poco irá saliendo solo y hacer cosas por ti, te aseguro que influirá notablemente en que tu seguridad y tu confianza mejoren.
Call Now Button