Dijo Henry Ford que “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, en ambos casos, tienes razón”
No miento si os digo que descubrir, abordar y estudiar el maravilloso tema de las creencias limitantes, fue quizás uno de los grandes regalos que me ofreció este mundo del desarrollo personal al que ahora me dedico profesionalmente a través del coaching.
Y no sólo a la hora de trabajar con mis clientes, sino porque la he integrado totalmente en mi vida y me sirve, personalmente para conocerme muchísimo mejor al ser consciente del poder que ejercen en cada uno de mis actos.
Pero ¿Qué es una creencia?, ¿por qué tienen tanta fuerza?, ¿por qué es tan importante saber que están ahí? y ¿qué podemos hacer ante ellas?
En primer lugar, os diré que una creencia es una idea que tiene una persona sobre algo y que considera como cierto, independientemente de que lo sea o no.
Por lo tanto, es cierta para quien la cree y está muy arraigada en el inconsciente de la persona. No se sabe si es o no verdad, aunque tampoco es sinónimo de mentira, pero lo importante es que la persona que la tiene, la da por hecho.
Las creencias subyacen, son la base de nuestros comportamientos, provocan emociones, reacciones fisiológias, pensamientos y actitudes y a partir de esta reacción en cadena, también inducen a un comportamiento determinado por parte de los demás.
Existe una interdependencia entre todos y cada uno de estos niveles, de tal modo que, cuando uno se modifica, influye e impacta en el siguiente.
¿Cómo se forma una creencia?
Una creencia se puede originar a través del aprendizaje o de las experiencias vividas. A partir de ahí, le ofrecemos una referencia real o imaginaria, generando una creencia potenciadora o limitante, a la que le otorgamos credibilidad y convenciéndonos de su veracidad.
Creencias potenciadoras sobre mi capacidad para reinventarme
- Consigo lo que me propongo
- Soy fuerte, luchadora, valiente y resiliente
- Se que lo voy a conseguir
- La edad me empodera, me hace ser más sabia pero también he ganado en templanza
- A partir de los 40 tengo el mundo en mis manos, tengo experiencia y también energía
- Nunca me rindo.
- Entiendo el fracaso como una oportunidad para seguir aprendiendo y mejorar
Creencias limitantes sobre mi capacidad para reinventarme
- Soy demasiado mayor
- No creo que pueda conseguirlo
- Se me ha pasado el arroz para esto y para todo
- Si fracaso me hundiré y seré incapaz de levantarme
- Cambiar de trabajo no es posible ni tampoco de profesión
- Tengo muy mala suerte
- Es demasiado tarde para cambiar
- Reinventarse es cosa de inconscientes
Os he hablado de algunas muy concretas y referidas a la reinvención, pero evidentemente, detrás de cada conducta y hábito que queremos cambiar porque detectamos que nos perjudica, muy probablemente se encuentra una creencia limitadora.
Saber qué son, saber que existen, identificar correctamente la creencia que se esconde en el inconsciente, y a partir de ahí, hacer un trabajo de cuestionamiento y de verificación de dicha creencia, es uno de los ejercicios más potentes que conozco en este camino de autoconocimiento.
Y lo es, porque me abro a la posibilidad de estar equivocado/a, flexibilizo mi manera de ver el mundo, amplío el mapa, al darme cuenta de que ese mapa no es el territorio, se incrementan mis opciones frente a los problemas, mejora notablemente mi percepción sobre mi y sobre lo que me rodea, me libero de cadenas muy pesadas.
De todos modos, como siempre, ya sabes, yo siempre estaré para ti si lo necesitas #TeEscucho #SiQuieroReinventarme
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