A lo largo de mi carrera profesional, me ha tocado realizar un buen número de Entrevistas de Trabajo, como funciones adicionales a las oficiales, en mi época como consultora de selección, y ahora a través del servicio de Role Play de entrevista de trabajo que ofrezco a mis clientes.

Precisamente ahora, y gracias a este servicio, tengo la oportunidad de compartir con ellos una devolución o feedback de aquellos aspectos que, en mi opinión, más pueden perjudicarles en una entrevista de trabajo.

De hecho, al comentárselas, nunca les descuadran y me comentan que mis apreciaciones son básicamente de sentido común y les permiten darse cuenta y rectificar, lo que les hace ganar seguridad.

Siempre les dejo claro a mis clientes y ahora a ti que te estás molestando en leer este post, que en un proceso de selección, y más en la fase de entrevista y en la decisión final, intervienen múltiples factores que poco o nada tienen que ver contigo, con tu persona o incluso con la idoneidad de tu perfil para el puesto.

No olvidemos que esa decisión la toma una persona y como tal, se va a regir por componentes que desconoces y que seguramente tienen que ver más con ella que contigo, pero me ha parecido que podía ser interesante para ti conocer estos “errores o áreas de mejora” más comunes o con los que yo más me he encontrado, por si te resuenan y crees que a ti también te pueden perjudicar.

Vamos allá, a ver qué te parece:

  1. Que los nervios se apoderen de ti.

Es muy importante y por eso lo he situado en primer lugar porque he llegado a la conclusión de que la gestión de los nervios antes de entrar en una entrevista de trabajo, reduciría notablemente el resto de errores que se cometen, porque si la persona entra relajada y tranquila, también puede ser mucho más consciente y fijarse más en otros detalles. Por tanto, te diría que aprendieras y pusieras en práctica herramientas muy efectivas de regulación emocional como por ejemplo, la respiración relajante diafragmática.

2. No escuchar activamente.

Y aquí me refiero a todo, a dedicar unos segundos para observar a la persona que tenemos en frente, para calibrar cómo es su comunicación, para escuchar lo que dice y lo que no dice, para atender sus pausas, sus silencios, su tono, la velocidad en su manera de hablar, etc.

Se detecta enseguida a una persona que no sabe escuchar, o que en ese momento al menos, y probablemente como resultado de sus propios nervios, está absolutamente centrado o centrada en si mismo y no está escuchando.

3. Responder a lo que no se pregunta.

De algún modo es resultado o consecuencia de lo anterior y es que, al no escuchar, de pronto la persona tiene necesidad de soltar su discurso, que poco o nada tiene que ver con la pregunta, y en muchas ocasiones, en esa respuesta, puede incluso perjudicarse diciendo cosas que no le benefician en la entrevista.

4. Hablar demasiado

Sigue estando relacionado con el primer punto y también encuentro que de algún modo se puede vincular con dejarse apoderar por los nervios. Entiendo la presión y entiendo también muchas de las situaciones por las que están pasando no pocas personas, y entiendo obviamente que en muchas ocasiones, el propio entrevistador no favorece un clima de confianza, y entiendo que la persona siente que es su última oportunidad, o que se está jugando mucho. Es absolutamente comprensible, pero por eso es importante que intentes gestionar tus nervios momentos previos a la entrevista.

5. Deseo exagerado de gustar. Ir de sobrados.

Insisto, esto no quiere decir que la persona lo sea, pero el deseo de causar una buena impresión, de impactar, de gustar en la entrevista de trabajo, hace que algunas personas empiecen a hablar de su libro en lugar de estar centrados en la oferta de empleo y en qué le pueden aportar ellos a la empresa.

6. No conocer bien la oferta de empleo.

En ella está precisamente la llave, la información esencial para preparar tu entrevista de trabajo, para adaptar tus mensajes, en base a tu experiencia y demostrarles que puedes realizar las funciones que se demandan en el puesto, con ejemplos que lo reflejen.

7. Presuponer que el puesto es tuyo o todo lo contrario, que no tienes posibilidades

Aunque te parezca una tontería, cómo llega la persona a la entrevista, en base a lo que presupone, le posiciona en una actitud o en otra. Tan desfavorable es ir creyendo que tú eres el o la mejor y que no hay nadie que no se rinda a tus encantos, como desmerecer tu profesionalidad y creer que no tienes nada que hacer. Confía en ti pero también piensa que es una entrevista y que por tanto, se trata de una competición.

8. Que tu motivación sea la huida.

A una empresa no le suele gustar escuchar que tu motivación para ir a la entrevista es exclusivamente que ya no estás bien en tu actual puesto. Para las personas que se encuentran en desempleo, que su motivación, la única es salir del paro. Mostrar interés por la empresa, por el puesto, por lo que uno puede aportar en él, en lugar de hablar de lo que no se quiere, mejorará la imagen que proyectes en la entrevista.

9. El mismo discurso para cualquier puesto

Aquí te digo lo mismo que cuando asesoro a mis clientes para mejorar sus perfiles profesionales. Tu comunicación, tus mensajes, tu discurso, deberías planteártelo como una estrategia de venta, es decir, en este caso, adaptándolos siempre a la posición que están buscando, a los requisitos de esa posición, a conseguir que vean que tú puedes ser perfectamente el candidato o la candidata idónea.

10. Liderar la entrevista de trabajo

No cometas ese error, en serio. En este caso, permite que sea la otra persona la que lidere la conversación o la entrevista. No te estoy diciendo que te infravalores, ojo, sino que en este caso, puede existir una línea muy fina entre querer impresionar y convertirte tú en el que entrevista finalmente o lidera la conversación. Eso puede hacer que la otra persona se sienta apabullado o incluso invadido. Es una cuestión de respetar espacios y momentos.

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