Mi nombre es Mayte, tengo 44 AÑOS y hace unos meses me incluyeron con otros 44 compañeros en un ERE (pura casualidad lo del 44 o no…) que puso el punto y final a 10 años de trabajo en mi última empresa.
Más allá de hundirme o deprimirme, no sé si por inconsciencia o simple negación de la realidad, tomé la decisión de pensar que aquella situación era una oportunidad estupenda para hacer un breve paréntesis, tras más de 16 años, y de reencontrarme conmigo misma para decidir hacia dónde quería dirigir mi vida profesional.
No obstante, mi espíritu inquieto, el mismo que me impone utilizar la palabra desempleada en lugar de la de parada, (todos sabemos que el lenguaje que utilizamos nos condiciona) me llevó a apuntarme a varios cursos, ( que una cosa es reencontrarse y otra perder el tiempo, ¿no?) y me saqué la Certificación Oficial de Google Adwords y un Título de Monitor de Yoga, que aunque no tengan nada que ver, no son incompatibles, y lo del Yoga, os aseguro que equilibra y aclara mucho la mente.
Decidí además inscribirme en un Máster de Dirección en Marketing Digital, que estoy cursando actualmente y a otro de Coaching e Inteligencia Emocional que empezaré en breve, mientras recibía un asesoramiento profesional en Linkedin (¡Muchas gracias @jorgesuarezgonzalez! de @enviroocom) con la intención de actualizar y ampliar mi red de contactos.
Me dije a mí misma y me auto convencí de que con 2 años de paro por delante, no debía agobiarme con el tema de encontrar trabajo porque al fin y al cabo, estaba aprovechando el tiempo, pero aun así decidí que, sin prisa, pero sin pausa, me pondría de manera activa en la búsqueda de empleo a partir del mes de septiembre.
No obstante, y aprovechando que me había desplazado a Asturias unos meses, me sentí tentada a responder a cuatro ofertas que vi publicadas en Linkedin (tres en Asturias y una en Madrid), y que dieron como resultado 4 entrevistas. No me cogieron, no, pero tampoco me rendí, sino todo lo contrario.
Pensé que debía sacar una lectura súper positiva al hecho de que estas empresas se hubiesen fijado en mi perfil y me hubiesen dado la oportunidad de conocerme y pensé que a lo mejor más adelante podría encajar en otro puesto. (¿Ingenua? Puede, pero prefiero pensar así)
Mientras tanto, a mi alrededor y desde diferentes ámbitos he ido leyendo y escuchando numerosos comentarios, reflexiones y artículos que ponen sobre la mesa una realidad, y es que mi edad, los 44, ese número que para mí es mágico, está en el límite de convertirme en lo que se ha dado en denominar “persona en riesgo de exclusión social”. ¿Perdona???? Lo sé, las cifras hablan, las del Instituto Nacional de Empleo y las de la realidad de muchos profesionales que llegados a esa cifra, y después de casi dos décadas de experiencia en su haber, se encuentran con el rechazo de ciertas empresas que consideran que “esa edad” es un hándicap en lugar de un VALOR AÑADIDO.
Dándole vueltas a todo eso, y sin perder la sonrisa ni la esperanza, mira tú por dónde mi mente se puso a volar (literalmente, ya que la siguiente idea se me ocurrió durante un vuelo a Praga) y de repente me acordé de aquel anuncio que hizo Renault (@gruporenaultespaña) a mediados de los 90 para presentar el nuevo Renault Clio, que acuñaba un nuevo término o siglas que describían a una nueva generación, la mía, la de los Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados (JASP.).
Y es que, por aquel año yo estaba terminando la carrera de Periodismo y una de las grandes problemáticas sociales era precisamente la de iniciar nuestra andadura laboral. Así fue, me costó entrar, y tuve que pagar el pato de lo que mi juventud significaba, la inexperiencia. Y mira tú por dónde, me eché a reír y me dije a mí misma.
Bonita, ahora ya no eres JASP, sino CASP. (Cuarentañera Aunque Sobradamente Profesional), y me di cuenta que ahí estaba la clave de todo. Que no iba a permitir que mi edad fuera un freno, porque yo me siento orgullosa de quien soy y de como soy, y eso me lo han dado los años. Me di cuenta que no solo no debía esconderme tras mi edad, bajando la cabeza y asumiendo el hecho de que ya no soy apta para incorporarme de nuevo al mundo laboral, sino que debía subrayarla y destacarla en mayúsculas y en negrita porque a esta edad, insisto, 44 años, he aprendido, entre otras muchas cosas, que no quiero dejar de seguir aprendiendo y que sólo se envejece cuando uno cree que ya nadie (tenga la edad que tenga) puede enseñarle nada.
Con esta actitud y esta energía he decidido crear este blog, el de los CASP (Cuarentañera/os Aunque Sobradamente Profesionales, el de las personas positivas que estamos orgullosos de lo que somos, de lo que hemos hecho, de nuestra experiencia, de los que no queremos avasallar sino demostrar con humildad que podemos compartir nuestro conocimiento, pero también seguir aprendiendo de los demás, de los que queremos animar a todos los que se encuentran en esta situación para que no tiren la toalla, para que no se conviertan en sus peores enemigos. Me gustaría invitaros a que éste sea un lugar de encuentro en el que compartamos información, noticias, experiencias que inviten a crear, a pensar que las cosas pueden cambiar gracias a una actitud positiva y constructiva, a ser una fuente de inspiración y echar una mano a los que se sienten anímicamente más bajitos. ¿Qué os parece? ¿Me ayudáis?
Muy inspirador, yo tengo 41 años, soy de México y mis trabajos, que tuve varios, nunca me han dejado contento, ahora tengo uno, que no me gusta, pero me permite cierta cosas, como terminar mis estudios en linea, y algunos cursos para prepararme en lo digital.
Pero déjame decirte que tu historia es como un ejemplo, gracias por compartir.
Saludos.
Muchas gracias Arnulfo. Me alegro de que te haya inspirado
Un saludo